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jueves, 9 de abril de 2020

Historia del Canario doméstico.

Durante el reinado de Enrique III "el Doliente" comenzó la conquista del archipiélago canario, siendo ocupadas en 1402 las islas de El Hierro, Fuerteventura, La Gomera y Lanzarote, quedando bajo la soberanía de Castilla. Los Reyes Católicos continuaron posteriormente con la conquista y colonización hasta 1496. Parece ser que en torno al año 1404, el francés Juan de Béthencourt, que había tomado posesión de las principales Islas bajo soberanía castellana, lo llevó como regalo a la corte de Castilla y en 1406 a la corte de Carlos VI de Francia.

Monjes españoles se dedicaron a su cría y montaron un floreciente negocio en torno a él. Su precio era elevado y su adquisición se asociaba a la nobleza y a una posición social elevada. Se competía, entre la aristocracia, en construir la jaula más bella que albergara aquellos pájaros de dulce canto. Los "pájaros de azúcar", como se les llamaba. El canario aparece en cuadros de los retratistas y pintores de la época.

Los monjes comenzaron a exportar canarios también a Italia, Francia e Inglaterra, pero únicamente ejemplares machos, preservando así el negocio, que mantuvieron durante casi 100 años. A pesar de todo, una hembra llegó a este país, probablemente cantara (algunas lo hacen, aunque de forma menos llamativa) y se confundiera entre los machos, y a partir del año 1600 se comenzaron a criar canarios en Italia, y más tarde en Inglaterra, teniendo la reina Isabel I miembros del servicio, pajareros reales, cuyo único cometido era cuidar de las aves de la corona.

En 1444, Agnès Sorel, en Francia, los cría en jaulas con alambres de oro y plata.

En 1480, Luis XI tenía canarios en sus pajareras.

Antes de 1500 los holandeses llevaban en sus viajes hacia su patria pájaros de bonitos colores, en su mayor parte canarios. En un principio eran pájaros que tenían las familias de los marineros.

Conrad Gesner (1516-1565) nos hizo una descripción del canario en su libro Historia Natural de Pájaros, dándole el nombre de canario avícula. Nos dice que en Inglaterra ya se conoce el canario, alabando su canto, pero destacando su elevado precio, siendo privilegio de las clases más acomodadas.



En 1555, un libro dedicado al rey Enrique II de Francia hace alusión a los canarios.

En 1575, hubo una guerra en Flandes y hubo muchos emigrantes que llegaron a Inglaterra, huyendo de las represalias del entonces Gobernador Duque de Alba. Se establecieron en el condado de Norfolk y sus canarios llegaron a ser famosos. Crearon las bases de las razas nórdicas: Holandés, Jorobado, Roubaisien, Parisién... Los canarios ingleses también tienen origen en aquellos canarios.

En 1600 la ciudad alemana de Nüremberg exportaba miles de canarios cantores.

En 1610, una detallada descripción aparece en la obra sobre ornitología general del italiano Aldrovandi. Italia era el centro de la Europa intelectual. En muchos cuadros de la época vuelve a aparecer el canario, acompañando a los retratados, y ya manifiesta cambios de coloración en su plumaje, apareciendo ejemplares de color amarillo.

Pietro Olina, en 1622, elaboró una descripción y un dibujo del canario bastante fiel, en la que resalta sus dotes para el canto. En esa obra, asegura que un navío español que transportaba gran cantidad de canarios naufragó en el Golfo de Génova. Puestos en libertad por los marineros, los canarios llegaron a las costas italianas y otros llegaron a la isla de Elba.

En 1680, Luis XIV tenía un canario famoso por su canto, decían que cantaba "diez aires diferentes".

En 1700 fueron introducidos en Francia por la princesa de Condé, Ana de Baviera, desde Flandes.

En 1709, Hervieux de Chanteloup escribió un libro en el cual describía 29 colores de canarios.

Los canarios de Italia llegaron a Alemania a través del Tirol, una zona montañosa, y las familias encontraron un modo adicional de ganarse la vida. Fue allí donde intentaron por primera vez incorporar las notas del canto del ruiseñor al del canario. Encontraron un método propio de cría, en el que los pájaros incubaban en árboles y arbustos a campo abierto, recogiendo las crías de los nidos, cuando éstas estaban lo suficientemente desarrolladas. Después de la muda, a finales de verano, los pajareros tiroleses salían de viaje con su cargamento emplumado que llevaban a la espalda en grandes jaulas. Vendían los canarios sobre todo, en grandes ciudades comerciales de Turquía, Rusia, Egipto e Inglaterra. Así, el canario se fue conociendo en toda Europa.

El canario verde original se fue transformando, y fueron surgiendo las primeras mutaciones, aunque el canto seguía siendo su mayor atractivo. La popularidad del canario alcanzó su esplendor durante el siglo XVIII.

También los mineros del Tirol se ocuparon de llevarlo hasta otras localidades, como las montañas Harz, y lo utilizaron como detector, dentro de las minas, de gas grisú y también del exceso de dióxido de carbono. Esto sucedió en el siglo XIX, cuando la creciente industrialización convirtió las zonas boscosas del Harz en centros mineros. En esas galerías, los mineros se dieron cuenta de que el canario imitaba el sonido de las corrientes de agua que por allí discurrían, y así nació el Canario Roller de Harz. Los criadores aprendieron que el canto se podía enseñar, y que el canario era un excelente imitador. Mientras en Alemania se dedicaban a pulir el canto de este pájaro, en Holanda, Francia e Inglaterra, se dedicaron a pulir el aspecto del mismo, consiguiendo ejemplares cada vez más exóticos, y cada vez más alejados del canario silvestre original.

En 1880, Alemania exportó más de 300.000 canarios: a New York, América del Sur, Australia, África del Sur y  resto de Europa. Cada año la exportación aumentó, naciendo una verdadera industria alrededor de estos pájaros.

El canario Belgisch Waterslager aparecería a finales del XIX. Los criadores de esa zona, se propusieron un modelo de canario que tuviera el canto del ruiseñor. En la época en la que el canario aprende su canción, justo después de la muda, el ruiseñor no emite su canto, con lo cual, tuvieron que adiestrar un gran número de ruiseñores y alterar su ciclo hasta conseguir que coincidiera su canto con el aprendizaje de sus canarios. Los mejores resultados, en este sentido, se dieron en la ciudad de Malines, a unos 20 km de Amberes. Así, esta variedad de canarios, también se la conoce con el nombre de Malinois.

En 1900 Henri Seifert, obrero de Loebtau, cerca de Dresde (Alemania), envía al concurso de Leipzig un grupo de canarios de Harz que armó gran revuelo entre la afición. Se pagaron elevadas sumas de dinero por cada ejemplar.



Bibliografía:

-"El Canario"
Antonio Garau Salvá y Juan Garau Salvá
Imprenta SS. Corazones, Palma de Mallorca, 1952.
-"Canarios. Color, forma y canto. Una guía completa para su cuidado, cría y exposición"
G.B.R. Walker-Dennis Avon.
Editorial Omega.
-"Canarios. Todas las razas y variedades"
Klaus Speicher.
Editorial Omega S.A. 1996

lunes, 6 de abril de 2020

El canario silvestre.

El hábitat natural del canario se encuentra, como su propio nombre indica, en las Islas Canarias, aunque también en las islas de Cabo Verde, Azores y Madeira. Sus poblaciones difieren unas de otras, incluso en una misma isla, donde, debido a las radicales diferencias de clima y vegetación, encontramos ejemplares muy distintos.

Clasificación científica del canario:
-Reino: animal
-Subreino: metazoos
-Tipo: vertebrados
-Clase: aves
-Subclase: neornites
-Superorden: neognatas o carinadas
-Orden: paseriformes
-Familia: fringílidos
-Género: Serinus
-Subgénero: Serinus Canarius



Cada año aparecen nuevas razas de canarios. No sabría decir cuántas existen en totalidad. Básicamente, tenemos canarios de postura, de color y de canto. Todos ellos, descienden de ese canario silvestre, que el hombre fue transformando según sus gustos, obteniendo ejemplares muy distintos a su antecesor, tanto en aspecto como en canto. Poco a poco, desde que llegara a la Península Ibérica, allá por el siglo XV, fue extendiéndose por toda Europa, gracias a su capacidad de adaptación a la vida en cautividad y facilidad para la reproducción, a su color, y, sobre todo, a su canto.

En libertad, este pájaro mide unos 12,5 de longitud, y tiene una coloración amarillo-verdosa, siendo la hembra de un verde más apagado, con matices marrones, lo cual le ayuda a pasar desapercibida en el nido durante el período de incubación. Es un pájaro al que le gustan los árboles. Vive en bandadas, y el macho delimita su territorio y reclama a la hembra con un llamativo canto. Se alimenta de granos y semillas, básicamente alpiste, y también de frutas y verduras.

Conrad Gesner en su "Historia Animalum" escrita en 1551, escribió lo siguiente sobre el canario:

          "Estos pájaros se han traído de las Islas Canarias y reciben el nombre de Canarii, Aves Sachari, Canarios o Pájaros del Azúcar. Son algo más grandes que un jilguero y tienen las plumas verdosas, lo cual también diferencia al macho de la hembra, puesto que ésta es algo más gris y no posee colores tan bonitos; ambos son de cuerpo carnoso pero tienen poca grasa. Ante todo hay que alabar su canto, mediante el cual pelean unos contra otros, alternándose con estos fuertes tonos de voz y emitiendo artísticas melodías dignas de admiración.
Estos pájaros han sido vendidos a alto precio y son muy apreciados, pero ahora se crían en muchos lugares de Alemania, pues se reproducen con frecuencia en determinadas jaulas. A menudo también se les aparea con jilgueros, lo cual da una extraña especie de pájaros de diversos colores; pero se valoran más los que se traen de Canarias, aunque entre estos también se dice que hay una diferencia, ya que en la Isla de la Palma hay una especie que es algo más grande cuyos miembros reciben el nombre de "locos" porque mueven la cabeza de un lado a otro, y de los que se dice que no son tan buenos como los pequeños.
De la alimentación y enfermedades de estos pájaros, en especial gustan de semillas autóctonas de Canarias (semilla phalaridis, más conocido como alpiste), la cual se trajo al principio de estas islas junto con los pájaros, pero también comen semillas de colza o nabo, avena pelada, semillas de cáñamo y otras parecidas. Si se les pone un trozo de azúcar o un poco de álsine en la jaula les refresca y además, les incita al canto."